martes, 5 de junio de 2012

ESPAÑA, DEL DESASTRE DEL 98 A LA GUERRA CIVIL (1898-1936-1939)

La historia del siglo XX en España comienza en 1898, reinaba un Alfonso XIII niño y ejercía la regencia su madre María Cristina, el presidente de Gobierno era Sagasta.  El 19 de abril de 1898, los Estados Unidos, alegando la responsabilidad española en el hundimiento de su acorazado Maine en el puerto de Santiago, declaró la guerra a España. La marina americana, equipada con buques y armamento moderno, derrotó a los barcos españoles en Cavite, Filipinas, el 1 de mayo, y en Santiago de Cuba, el 3 de julio. El tratado de París, del 10 de diciembre de 1898, obligó a España a conceder la independencia a Cuba y a ceder Puerto Rico y las Filipinas a los Estados Unidos.
La derrota supuso un duro golpe para el país, no obstante, la pérdida de las posesiones coloniales fue acogida en España con bastante indiferencia. No hubo ninguna reacción pública violenta. España parecía paralizada. Sólo un grupo de intelectuales sintió la necesidad de enfrentarse a la derrota y a sus consecuencias nacionales, fueron los miembros de la denominada Generación del 98. A pesar de su reacción, los intelectuales no acometieron los problemas de España (pobreza, subdesarrollo, injusticia social...) desde una postura activa, sino que dieron una respuesta abstracta y filosófica al denominado problema de España".


REGENERACIONISTAS



LA INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA (ILE) O DON FRANCISCO GINER DE LOS RÍOS
VIAJE A LAS HURDES
Alfonso XIII visita Las Hurdes en el años 1922 a instancia del Doctor Marañón y otros con el fin de conocer el atraso y las condiciones de vida de esta comarca cacereña. Miguel de Unamuno ya había visitado con anterioridad la comarca y lo había refelejado en "Andanzas y visiones españolas" y denunció el atraso y el abandono de esta comarca". Pero, cuando en  1932 Luis Buñuel  realiza su película Las Hurdes, tierra sin pan, se convirtió en el paradigma del atraso del mundo rural en España.



LA SEMANA TRÁGICA DE BARCELONA
l
LA II REPÚBLICA 
14 DE ABRIL DE 1931

LA GUERRA CIVIL



LA GUERRA CIVIL EN EXTREMADURA

LA GUERRA CIVIL EN MIAJADAS

LA GUERRA CIVIL EN BADAJOZ


 En 1936 en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno, Rector de la Universidad de Salamanca, ante los discursos fascistas pronunciados por Pemán y por el profesor Maldonado y los gritos fascistas del general Millán Astray, contesta con estas palabras:
Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Quiero hacer algunos comentarios al discurso -por llamarlo de algún modo- del profesor Maldonado, que se encuentra entre nosotros. Dejaré de lado la ofensa personal que supone su repentina explosión contra vascos y catalanes. Yo mismo, como sabéis, nací en Bilbao. El obispo , lo quiera o no lo quiera, es catalán, nacido en  Barcelona. Pero ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito “¡Viva la muerte!” y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán-Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán-Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor.El general Millán Astray quisiera crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por ello desearía una España mutilada... "¡Éste es el templo de la inteligencia! ¡Y yo soy su supremo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil pediros que penséis en España". 
Este discurso fue contestado por el propio Millán Astray con el grito de ¡Viva la muerte!¡Muera la inteligencia!


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